jueves, 25 de octubre de 2007

Zingaro, Alma blanca


Cuando era adolescente, un pequeño pegaso en via de evolucion, pero aun demasiado salvaje, vinieron los caballeros de Bartabas, seguramente con "el teatro de Centaure", montaron donde experimentaba mis primeros conocimiento al respecto de los caballos y de los hombres, una tienda de campaña imensa, de estilo asiatico, un recinto para recibir el alma blanca en su carapazon negro plateado. Se quedaron un tiempo para transmitir a los individuos del mundo de los caballos local y algunos curiosos, la potencia escondida del arte puro, del arte divino, del arte natural que desarolla el caballo, con banda sonora, y movimiento de los mas subtiles. Se quedaron muy cerca, y nunca me he acercado, nunca fui a ver lo que occuria en este sitio de sueños, este sitio donde habia Zingaro todas las noches andando con nobleza, con furror, con una fusion sobrenatural, con su viejo amigo Bartabas. Solo que lo vi. Vi mi viejo amigo un dia donde lo sacaron tomar el aire, y se me quedo grabado para siempre en mi alma de pequeño pegaso. Nunca me olvide de este caballo, y con el tiempo, habia podido verlo otra vez, y no occurio. Siempre lo he tenido sin darme cuenta en mi camino, y siempre se ha escapado. Recorieron el mundo, tan la coregrafia era magica, tan era perfecta la mezcla que siguen haciendo para hacer soñar los amigos de los caballos y del buen gusto.

Hay poco, se fue, se fue para siempre. Zingaro. Y no he podido verlo con su viejo compañero de camino, bajo los focos, provocando el furror de los dioses, tan la union entra ellos era grande, tan era bella, tan era natural. Dos hermanos, y nadie nunca supe realmente cual era el caballo y cual era el humano. No tenian al final ni de uno, ni del otro. Son Zingaro y Bartabas para siempre, en mis recuerdos, en mi imaginacion, en mi corazon, y siguen desafiando las estrellas, desafiando la oscuridad. Nunca se podra ver, tan es elegante y centrado, tan es inhumano, que se marcho por la via lactea, con su viejo amigo el pegaso azul, la perdida que fue por Bartabas. No lo conozco, pero puedo como caballo alado mistico, leer su corazon, puedo sentir su rencor de cara a la muerte, su desafio para hacerlo regresar. No fue ni un caballo, ni una herramiento de adiestramiento, eran hermanos sagrados, eran jugadores con dominos de lava, eran lo que tantos soñaron, y que nunca alcanzaron. Eran un caballo frison y un hombre con sangre caliente, con sangre del mundo del viento, del mundo del aire, ahora son dioses, y les dejo todo el espacio necesario en mi vieja alma, para que se pueden reencontrar cuando quierren, les dejo mis estrellas para que pueden lucir por la eternidad. Tanta belleza, tanto comprehencion, es insoportable, tanto respeto entra un hombre y un caballo.

Por casualidad de la vida, o porque estaba inscirto en las estrellas, me ha tocado un papel estraño. Como viejo pegaso, siempre vuelo por los que no tienen nada, por los excluidos de la sociedad humana, por los que no les queda esperanza, por los que se hicieron machacar vivos, y que fueron aplastados por la injusticia y la estupidez del hombre. Vuelo con honnor por ellos, les acompaño a muerte, y occurio algo muy raro. Recorde un dia, a unos amigos que tienen sangre de caballo, la potencia y la nobleza del caballo frison, de sus origines y de su papel que jugo siempre al lado del hombre. Les gusto tanto que hicimos venir uno. Potro, feo, ensangrantado, maltratado y herrido por nunca haber sido respetado como lo merece. Me encargaron, sin darse cuenta, de acompañarlo, de estar con el y de recordarle lo que era. No pude sacar el recuerdo de mi amigo Zingaro, no fue capaz, y lo llame de todas mis fuerzas, porque necesitaba su ayuda, necesitaba su presencia, simplamente porque aun soy un pequeño pegaso azul, aun no conozco todas mis capacidades y sigo aprendiendo, y delante de este montaña viva, de este fuerza sin limites, me faltaba mucho para poder ayudarlo a desarollarse al maximum, y ser un noble hermano de espiritu de Zingaro. Lo llame por las estrellas, lo llame por las nubes, lo llame por las olas gigantescas. Respondio.

Ahora son uno, ahora cuando miro mi amigo negro plateado, se que esta con el Zingaro, se que lo guia. Es muy duro, porque en los aires, puedo volar, puedo traspasar las montañas, puedo llegar al mas profunde del oceano, pero en la tierra, estoy limitado, y estoy de egual que mi amigo. Y me lo ha puesto muy duro, demasiado. Tenemos unas metas que cumplir, los dos, y tiene que hacerse en el respeto el mas grande, el mas inteligente, el mas sensorial, y somos muy joven los dos por la responsabilidad que se nos pide. Somos muy salvaje el uno y el otro, lo que lo hace aun mas duro. No se muy bien comprenderlo, porque es demasiado inteligente, es demasiado subtil, y me pierdo a veces, sin saber realmente lo que no esta pasando a los dos. Intento llevarlo para que pierda el miedo, pero estoy como el herrido por el mundo de los hombres, tendo cicatrices y lo sabe. Pero le doy las ultimas fuerzas que me quedan, tiene que ser asi. Cuando tengo frio, por haber volado demasiado por el hielo, por el corazon frio del ser humano, me acerco a el, una fuerza celesta nos junta, para que no estemos solos. Solo que no somos de la misma especia, y nos costa comprendernos. Estamos conectados, por un vinculo ancestral, por un vinculo profunde, y por el recuerdo de Zingaro. Para poder llegar un dia a completarnos. Tiene fuego en los ojos, como su hermano mayor, tiene polbo de estrellas que le hacen lucir los pelos, plateado caballo.

Asi que estas lineas, son por ti, Zingaro, amigo de mi alma, amigo para siempre, y te ruego de todas mis fuerzas que nos acompañas, te ruego de quedarte un poco con nosotros, para poder hacer soñar los niños como lo hiciste, para hacer soñar los angeles y los seres divinos. Y te doy las gracias, por haber acompañado Bartabas, por haberle recordado tantas veces quien era y todas las vidas que habeis pasado juntos, te doy las gracias por haber pizado este mundo, por haber venido a mostrarnos el camino, amigo negro plateado, estas grabado a fuego en nuestra piel.

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